En la ciencia ficción cinematográfica casi siempre se da por supuesto que, en el caso de un contacto con seres de otro mundo, tendremos los medios necesarios para establecer una comunicación clara y efectiva con ellos. En algunos films, como ‘Mars Attacks!’ los seres humanos creamos traductores supereficientes. En ‘Men in Black’ o en ‘Distrito 9’ los invitados incluso hablan inglés.
En la película ‘La llegada’, de Denis Villeneuve, se abarca la situación de una manera mucho más terrenal: seres ultradesarrollados –entendemos que si han sido capaz de conseguir lo que nuestra sociedad lleva intentando siglos, van por delante de nosotros– mandan una señal al Planeta Azul y no tenemos ni idea de cómo afrontarlo. Quizás tenemos los medios, pero no sabemos qué decir ni cómo decirlo. Una emisión errónea podría provocar un conflicto entre planetas –o galaxias. Este babel interestelar pifiaría uno de los momentos con los que más ha fantaseado la sociedad.

¿Pero cómo realmente habría que actuar?
Probablemente, si una pieza metálica sobrevolase nuestras cabezas tapando la luz del sol y produciendo un sonido chirriante, se produciría un infarto en masa. Lo mejor, es mantener la calma y evaluar el contacto para poder aportarle al planeta cierta objetividad. ¿Cómo? Con la Escala de Río.
Antes de ir gritándolo a los cuatro vientos, debes comentarlo con las organizaciones pertinentes. Si son éstas las que descubren el regalo foráneo, no deben hacer ningún anuncio público hasta que se determine si esta información es o no creíble. ¿Cómo? Según actualizaba el SETI en agosto de este año, a través de la Oficina Central de Telegramas Astronómicos de la Unión Astronómica Internacional. Y por supuesto, se debe informar al Secretario General de las Naciones Unidas
El profesor Richard Crowther, experto en derecho espacial en la Agencia Espacial del Reino Unido dijo que Mazlan Othman –directora en aquel momento de la Oficina de Naciones Unidas para Asuntos del Espacio Exterior– era absolutamente lo más cercano al portavoz de la humanidad. Aunque este puesto no es oficial, sería la máxima autoridad dentro de las gestiones espaciales.
En 2014, Simonetta Di Pippo fue nombrada su sucesora. Por lo tanto, si nuestros invitados quisieran «ver a nuestro líder», Di Pippo sería la elegida. Claro, siempre que estos seres actuasen bajo el protocolo establecido por las relaciones diplómáticas de la ONU.
Si sólo pudieras decir una frase para que tu interlocutor no te juzgase y te cortase la cabeza, ¿qué le dirías?. La Academia Internacional de Astronáutica ofrece el ‘Proyecto de declaración de principios sobre el envío de comunicaciones con inteligencia extraterrestre’ para asegurarnos de que si emitimos un mensaje erróneo –es decir, si la liamos, por lo menos que lo hagamos en nombre de toda la Humanidad. Según el artículo 3 y 5 del tratado, explica que esto último tiene que quedar claro por encima de todas las cosas. Pero, ¿quién va a decidir qué se dice? La Asamblea General de las Naciones Unidas sería la que considerase si debe enviarse el mensaje, y cuál debería ser el contenido. Como es imaginable, el mensaje tendrá que pasar el filtrode Comisión sobre la Utilización del Espacio Ultraterrestre, del gobierno y organizaciones no gubernamentales competentes. ¿Qué se va a decir? El contenido del mensaje «debe reflejar una preocupación cuidadosa por los intereses y el bienestar general de la Humanidad». Vamos, que les quede claro que nos queremos y que a pesar de estar destruyendo nuestro propio planeta, nuestra destrucción la gestionamos nosotros como queremos –que para eso es nuestra.
