Esta semana se ha extendido la noticia viral de que la NASA está a punto de descubrir vida extraterrestre. El origen fue un vídeo de un canal de YouTube vinculado al grupo de hackers Anonymous, que la agencia espacial norteamericana no tardó en desmentir. “Contrariamente a algunas informaciones, no hay ningún anuncio pendiente por parte de la NASA acerca de vida extraterrestre”, aclaró el lunes a través de su cuenta de Twitter Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la NASA en cuyas declaraciones se basaba el vídeo.
El 26 de abril, Zurbuchen afirmó que “estamos en la antesala de uno de los descubrimientos más profundos de la historia” en un discurso sobre las misiones de astrobiología de la NASA ante la Cámara de los Representantes de los Estados Unidos.
¿Hay vida a nuestro alrededor?
Como toda exploración, la búsqueda de vida extraterrestre empezó en las inmediaciones. En nuestro Sistema Solar, los científicos han identificado varios puntos calientes donde se podría haber desarrollado vida tal y como la conocemos en la Tierra: una vida que necesite agua líquida, y que se base en moléculas orgánicas como el ADN o las proteínas.
Nuestro vecino Marte es uno de estos lugares. “Es el mundo más parecido a la Tierra en todo el Sistema Solar: está muy cerca de nosotros, la duración del día es casi igual, tiene estaciones, atmósfera, nubes, grandes masas de agua helada en los polos, montañas, cañones de ríos, valles…”, explica por correo electrónico a Big Vang Alberto G. Fairén, investigador del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA) especialista en la exploración del planeta rojo.

En el pasado, la superficie marciana estaba bañada por océanos de agua líquida. “Esas condiciones ancestrales hicieron de Marte un lugar donde la vida pudo formarse. Y si Marte tuvo vida en el pasado, sus descendientes habrán podido encontrar estrategias para sobrevivir hasta el presente”.
También hay razones para pensar que una vida similar a la nuestra podría habitar algunas lunas de Júpiter y Saturno. Europa, Ganímedes y Calisto, entorno a Júpiter, y Encélado y Titán, entorno a Saturno, pueden esconder océanos de agua líquida bajo la superficie, según apunta Olga Prieto, investigadora del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA) , cuya investigación se centra en estos satélites.